VIDEOARTE

Manifestación artística que involucra el uso de imágenes en movimiento y, en algunos casos también sonido

Teléfonos inteligentes, cascos de realidad virtual, volar en drones -o trabajar a distancia vía Zoom son tecnologías que parecen estar a años luz de las pesadas cámaras de video Sony Portapak con que artistas como Joan Jonas, Vito Acconci, Nam June Paik o Martha Rosler comenzaron a experimentar en estos nuevos medios electrónicos a fines de los años 60.

Obra Vertical Roll de Joan Jonas, 1972: una de las primeras manifestaciones del Videoarte
Video (blanco y negro, sonido), 19:38 min.
Revisa la obra de la artista aquí

Con los medios electrónicos de comunicación debemos ser informados de si lo que estamos viendo es, o no, algo que sucede en vivo: las transmisiones de TV colocan un cartel en la pantalla cuando es así, y las redes sociales explicitan con íconos y otros métodos que lo que estamos viendo es streaming y no un contenido grabado previamente. 

Es el año 1971, y, Vito Acconci, enciende un aparatoso y muy elaborado sistema de videograbación. Acconci apunta a la cámara de video. Verifica esto revisando un monitor conectado a la cámara (en ese entonces las cámaras no tenían pantallas), y comprueba que su dedo índice apunta al centro del lente de la cámara pues, simultáneamente, este dedo también señala el centro del monitor. 

Por algo más de veintidós minutos, Acconci mantiene este gesto y, con ello termina de ejecutar la obra Centers: una performance para video que ha sido instalada en incontables museos alrededor del mundo. 

¿Pero qué tiene de interesante y qué es lo innovador de un video de alguien apuntando al espectador por 22 minutos y 28 segundos? Es tal el grado de naturalización de los dispositivos tecnológicos a partir de los cuales percibimos la realidad, que incluso después de leer una completa explicación del proceso realizado por Acconci en Centros, no somos capaces de percatarnos del error en la pregunta que acabamos de plantear: el artista no apunta al espectador, apunta a la cámara, y en esto transparenta una de las particularidades de trabajar con el medio de la televisión: el tiempo del espectador no necesariamente coincide con el tiempo de la obra expuesta. 

Se enfrentan dos mundos y temporalidades -la del artista y la del espectador-, colapsadas a través de la interfaz de la televisión. Generando, al menos por un instante, la ilusión de que no existe diferencia temporal entre artista y espectador. Porque Acconci mira a la cámara no para ver su propia imagen, sino para encontrarse con la mirada de su futuro espectador.

Para profundizar más sobre el concepto de videoarte, descarga el manual de contenidos de la exposición completo AQUÍ.